En los bulliciosos y animados mercados callejeros de la Provenza francesa nunca faltan puestos de olivas, encurtidos y salazones, que con su estética y colorido atrapan la mirada y cautivan los sentidos. Ahí descubrimos por primera vez la tapenade, una pasta a base de olivas negras, alcaparras, anchoas y aceite de oliva y que acaba aderezándose con otros ingredientes, en nuestra versión tomates secos, orégano fresco, ajo, limón ... mediterráneo a tope.
Unos crujientes palitos de masa de pizza con semillas son una buena opción para mojar y matizar el sabor de la tapenade, un aperitivo perfecto.